********************************************************

Seais bienvenidos a este cajón de las ilusiones escritas con el corazón.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Fin de un año.

Irremediablemente el tiempo nace y muere al mismo tiempo a cada golpe de reloj. La manilla larga hace tac y adiós minuto, más costosamente la corta hace toc y adiós a una hora, y así sucesivamente, sin parar, no es posible, por mucho que lo intentes, detener los momentos. Corren, vuelan, se desvanecen tal cual aparecen. Hay momentos en los que realmente te planteas si de verdad ha pasado el tiempo o, de pronto, te has encontrado en un mes lejano, como si la marea te hubiese transportado, saltándose aquellas semanas que te tocaba vivir. Pero lo cierto es que si nos encontramos en diciembre, es porque el mes pasado fue noviembre, el anterior octubre, septiembre y así sucesivamente. Ysí, los hemos vivido, con mayor o menor intensidad, pero vividos al fin y al cabo. Pero al llegar al final de año, plas, vértigo, como cuando te asomas al borde del precipicio, como cuando abres la ventana y un golpe de aire te da de lleno en la cara. Piensas: ¿hay alguna manera de quedarme en este año?, ¿de que no se termine jamás?, ¿será el año próximo tan emocionante como éste?, ¿o será uno de esos años que pasas sin pena ni gloria?. Y de pronto te encuentras en enero, y te olvidas de que has cambiado de año, te limitas a volver a la rutina, a querer a los que te quieren y a lamentarte porque, una vez más, la lotería le ha tocado a otro. Lo bonito de cambiar de año reside en hacer balance, algo inevitable en las personas, siempre añorando los viejos tiempos, como si con el recuerdo pudiésemos volver a ellos. Es entonces cuando nos damos cuenta de que un año de vida es un año de aprendizaje, de desarrollo personal, de esfuerzo. Recuerdas los momentos difíciles que tuviste que pasar y cómo lograste superarlos y, lo más bonito, recuerdas a aquellas personas que estuvieron a tu lado, y ya puede cambiar de año el calendario, que esas personas continúan a tu lado, y olvidas que no te tocó la lotería, que no sacaste las notas esperadas, que no te hicieron el regalo de tu vida, y nos olvidamos porque tener a personas especiales a tu lado, que te facilitan el día a día y el estrepitoso camino que supone la vida, es el único regalo.
Miras hacia un lado
siempre rezagado
"No tengo tiempo de esperarte"

Tienes tanto que decir
y yo cansado de oir.

Ahí te encontré
un héroe de otoño
un soñador entre los locos
me dices mejor te veo en Diciembre
ya volveré el año que viene.

Un paso detrás del otro
encuentras el sitio hermoso
no he olvidado tus instantes.

Saltar al vacío parece tu estilo
las olas del mar
te muestran el rumbo.

Ahí te encontré
un héroe de otoño
un soñador entre los locos
me dices mejor te veo en Diciembre
ya volveré el año que viene. 


Feliz 2011! y recordad, entre uva y uva, que aún son muchos los que se mueren de hambre. 

Acabo de abrir el cajón...


... es el primer cajón de mi mesa y, por ello, contiene todo tipo de cosas. Los más variopintos objetos que en mi día a día he ido depositando con el afán de liberar mi mesa de tan incontrolable desorden. Cintas de música, recortes de periódico, notas en hojas arrancadas de mi cuaderno de tapas rosas, libros sobre los temas más variados, horquillas, papeles de caramelos y bombones y un sinfin de elementos que enmarcan mis cotidianos días. Tras largo tiempo almacenando objetos tan diversos he vuelto a abrir el cajón, pero no para volver a llenarlo hasta que me cuesta cerrarlo, sino para desempolvar una a una mis pequeñas reliquias, mis pequeños tesoros y, así, crear un lugar donde ponerles orden. Me lo pedía el cuerpo, me lo pedía a gritos. Éste es el resultado. Éste es: mi cajón de sastre.

Bienvenidos.